17.1.13

Subidón de estupidez

La portada de El Jueves pasado —firmada por el gran Monteys— presentaba a un espídico Rajoy encaramado a un set de platos musicales, en plan Steve Aoki y animando a la peña al grito de "¡Subidooón!". A sus pies, uno de los amuermados fieles de su parroquia se revolvía indignado: "Puto DJ… Siempre pone lo mismo". Alumbrando a los más despistados, un antetítulo ("impuestos, tasas, precios, tarifas…") ponía letra a la música. Una vez más, la única prensa seria que nos va quedando se adelantaba —con cachondeo— a los acontecimientos, pues acabamos de saber que España es el país desarrollado que más ha gravado los impuestos en los últimos treinta y cinco años y, de regalo, el que soporta el mayor esfuerzo impositivo de la Eurozona; todo ello para hacer un pan como unas hostias, porque la recaudación fiscal no para de menguar. Javier Gilsanz, que acaba de recolectar los ultimísimos datos de nuestro presente socioeconómico, sostiene que "salarios chinos e inflación alemana no nos hacen más competitivos sino más pobres"; y el Banco Mundial ha alertado, a quien corresponda, de los riesgos de la austeridad, rebajando sus previsiones de crecimiento. Pese a todo, Marianico 'el Corto' lució ayer palmito en el Financial Times, barruntando que 2014 será el año del despegue económico y la creación de empleo, y urgiendo a la Merkel a recomponer lo que él desbarata. Con los periódicos por delante, un tiento al raído bolsillo y una ojeada al irrefrenable descenso en la valoración del gabinete gubernamental, no queda sino constatar que el presidente y sus asesores crematísticos andan empeñados en hacer buena la tesis de Carlo Maria Cipolla, el gran teórico de la estupidez, que atribuía esta dudosa cualidad a las personas que causan daño a otras sin obtener ganancia alguna, o, en el peor de los casos, provocándose algún daño propio en el proceso.

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