4.12.12

Carne de Guillotin

Sin que sirva de precedente, los medios nacionales se permitieron ayer un lujo extraordinario: dar una buena noticia. Ha caído en las garras de la justicia Gerardo Díaz Ferrán, el penúltimo mandamás de esa vampírica secta que jibariza a los españolitos de a pie y que hemos dado en llamar CEOE. Se le acusa de alzamiento de bienes y blanqueo de capitales pero si, además de la ordinaria, existiera en nuestra indigna patria una justicia poética impartida por la ciudadanía, el (presunto) malhechor debería llevar ya algunos años a la sombra, siquiera por la mala baba que gastaba cuando era el afectado patrón de los patronos. Como quiera que sea, tranquiliza saber que han trincado al fulano que dijo aquello de "los empresarios no somos culpables de la crisis, hemos creado riqueza", omitiendo que esa riqueza fue a parar íntegramente a sus bolsillos, como ha demostrado el registro de su domicilio, empapelado con billetes de dos ceros. Han detenido al menda lenguarón que propuso "trabajar más y ganar menos para salir de la crisis", al tiempo que él compraba lingotes de oro como yo compro la barra de pan a diario. Han pescado al pez gordo que demandaba sin rubor "menos intervencionismo, más desregulación, más externalización de los servicios públicos" cuando sus deseos eran órdenes para un Partido Popular al que financiaba, manirroto, sus campañas electorales. Han pillado al cínico mangui que, tras quebrar su aerolínea y sisar la calderilla de sus pasajeros, confesó: "Yo no hubiera elegido Air Comet para volar a ningún sitio". En fin, van a amargarle las Navidades al fariseo que observó: "Estamos en una crisis muy seria y nos tenemos que apretar el cinturón, empezando por la Administración". Sugerente ejercicio que el doctor Guillotin hubiera aconsejado terminar apretando su pescuezo.

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